En todos ellos la constante es la vinculación entre el estado de desnutrición infantil y la afectación del crecimiento físico, bioquímico y mental, con numerosas consecuencias clínicas apreciadas desde el punto de vista morfológico y funcional. Todo niño que ha sufrido desnutrición infantil evidencia un retraso en su crecimiento, en la talla y el peso corporal, en relación a la edad. Ha quedado ampliamente demostrado que las secuelas dejadas por la desnutrición se hacen evidentes en las alteraciones antropométricas, reducción del perímetro cefálico, talla baja, anemias, carencia de micro nutrientes, hipovitaminosis A, predisposición a contraer infecciones, alteraciones inmunológicas, trastornos a nivel del sistema nervioso central
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